Se acerca el Día de los Santos y uno de los postres característicos de estas fechas son los Huesos de Santo. Los expertos en gastronomía sitúan su origen en el siglo XVII, coincidiendo con la consolidación, en repostería, del uso del mazapán.

Sin embargo, algunos historiadores afirman que los Huesos de Santo datan de la época en que convivían en Europa el cristianismo y paganismo. Dicen que un monje creó este postre con forma de hueso y base de mazapán, aprovechando que la festividad coincide con la temporada de la almendra. Lo hizo para restar protagonismo a la celebración pagana del Año Nuevo Celta, que coincidía con el Día de Todos los Santos.

No cabe duda de que este alimento es un producto mediterráneo, y bastante más antiguo de lo que algunos suponen.

Hoy les compartimos una de las tantas recetas que existen para preparar unos deliciosos Huesos de Santo.

Ingredientes

Para el Mazapán:

– 500 g de azúcar.

– 500 g de almendra cruda molida.

– 250 g de patatas.

– 2 huevos.

Para el relleno de yema:

– 12 yemas de huevo.

– 200 g de azúcar.

– Unas gotas de limón.

– 1 dl de agua.

– Para el baño.

– 1 kg de azúcar.

– 1 vaso de agua.

– 2 trozos de cáscara de limón.

Preparación

Cocer las patatas, machacar con el tenedor hasta convertirlas en pasta; mezclar con el azúcar, la almendra y los huevos batidos.

Amasar y colocar sobre un mármol espolvoreado de azúcar lustre.

Se extiende con el rodillo hasta que la pasta se quede con un grosor de 1 o 2 cm.

Se corta en tiras de 6 cm de ancho y se enrollan en unos moldes cilíndricos de aluminio y se dejan un rato, para que se endurezcan.

El relleno se hace añadiendo las yemas pasadas por un tamiz y muy poco a poco a un jarabe a punto de hebra flojo que habremos hecho con el azúcar y el agua. Hay que darle vueltas sin parar con una espátula o cuchara de madera y ponerlo a cocer a fuego muy suave hasta que espese. Luego se deja enfriar.

Para el baño hay que hacer un jarabe a punto de hebra flojo con el agua, el azúcar y la cáscara de limón, se tarda unos 5 minutos, se aparta del fuego y se bate con un tenedor hasta que se ponga blanco.

Sólo queda rellenar los canutillos, bañarlos con el jarabe blanco y dejarlos secar sobre una rejilla.